Su nombre era Zayn, el más débil e indefenso de toda la aldea de Pandoreanos, individuos que tenían el don de la fuerza extrema… don que aquel chico no poseía en su máximo poder. Vale decir que era fuerte, pero aun así quedaba pequeño para lo que era su gente.
Los Pandoreanos , a pesar de ser tan fuertes, no eran necesariamente de gran estatura, su estatura era mas bien baja, y se caracterizan por ser extremadamente frívolos y duros, como si no tuvieran corazón ni sentimiento alguno. Tienen una singular cola parecida a la de un caballo, cuernos, y sus ojos eran de un rojo sumamente intenso. He ahí otra diferencia entre Zayn y ellos; los ojos de éste eran mas bien de un azul intenso, al verlo cualquier persona se encandilaba con ellos. Por sus ojos transmitía cierta paz, amor y ternura que ningún otro Pandoreano. Además, él a diferencia de ellos, era una persona muy humilde y gentil, pese a que lo pasaran tanto a llevar, y que lo discriminaran por ser distinto, tenía la necesidad de ayudar a quién sea que lo necesitase. No cabe duda que jamás sintió encajar en aquel mundo con esos seres que, a pesar de ser de su misma especie, eran tan diferentes a él.
Cerca de su tierra, Pandora, estaba Trípodis, la tierra de los tan maravillados centauros para él. Zayn pese a ser distintos a ellos por fuera, sentía, pensaba y tenía el mismo propósito que el de ellos. Los centauros a diferencia de los Pandoreanos, eran héroes ; buscaban hacer el bien en todo lugar, en su tierra abundaba el amor y la bondad. Con ellos vivían las hadas, enanos y muchas criaturas mas que eran totalmente puras. Eran seres muy evolucionados. Una vez Zayn hasta había oído que los de sus especies eran criaturas que no alcanzaron dicha evolución y quedaron en lo que son ahora.

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